Universidad Nacional de Lomas de Zamora

Universidad Nacional de Lomas de Zamora
UNLZ - Provincia de Buenos Aires - Argentina

jueves, 23 de julio de 2009

Sobre el film MEMORIAS DE ANTONIA

MEMORIA SOCIAL,
SÍNTESIS DEL SER SIMBÓLICO


Sobre “Memorias de Antonia”

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MEMORIAS DE ANTONIA
Guión y dirección: Marleen Gorris
Intérpretes: Willeke Van Ammelrroy, Dora Vander Groen, Els Dottermans
105' Holanda 1996

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RESUMEN ARGUMENTAL:

En una tranquila granja de la campiña holandesa, la nonagenaria Antonia comienza el último día de su vida. Tranquilamente acostada en su cama, hace memoria hasta el día, poco después de la Segunda Guerra Mundial, en que volvió al pueblo en el que nació. A partir de ahí, seguiremos su vida durante los cincuenta años siguientes, así como la de sus hijos y nietos.

Un día tras otro, el comportamiento independiente, inconsciente y algo excéntrico de Antonia y su familia se mezcla con la vida cotidiana del pueblo en que viven. La vieja granja se convierte en el hogar de personajes muy variados en los que el resentimiento inicial se convierte en tolerancia y, posteriormente, en amor.

Cuatro generaciones de mujeres en ambiente campesino y holandés, la construcción de una utopía feminista que deja afuera (prácticamente) al sexo masculino. Una crónica de sentimientos, costumbres, prejuicios y liberación, con anotaciones intimistas, humor, drama y una pizca de realismo mágico. Un universo dramático que se explica por la muerte y sus significados ocultos, mágicos. Oscar a Mejor Película Extranjera, y el título que afirmó la notoriedad internacional de la directora Gorris, una mujer a atender.

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MEMORIA SOCIAL, SÍNTESIS DEL SER SIMBÓLICO

En la medida en que transcurrimos el tiempo que es la vida, desde que nacemos hasta que morimos, en nuestra psiquis se acumulan selectivamente una gran cantidad de recuerdos.

Esta selección subjetiva y distorsionante, se puede enunciar al decir de Freud como “lo recordado que olvida y lo olvidado que recuerda”, ya que todo recuerdo encubre algo por un lado y por el otro lo muestra creando un enigma. A partir de la conservación de todas estas vivencias del pasado, cada sujeto, cada uno de nosotros, construye su historicidad, su identidad social e individual.

Para esta función, de construcción de la subjetividad, los seres humanos nos estructuramos desde un orden lingüístico: la sujeción al lenguaje determina toda nuestra existencia.

De toda esta enunciación resulta entonces indispensable la evocación que Sarah realiza de la vida de toda su familia, que excede a las cuatro generaciones femeninas que la precedieron, excede la granja en la que creció, excede al pueblo, comunidad a la que pertenece y donde se halla inscripta su identidad.

Seguramente, comprender el milagro de la muerte de su bisabuela, es el medio para incrustarse ella misma, como sujeto, dentro de la vida, y le permita entender, consecuentemente, el milagro de la sucesión de estaciones que configuraron para las cuatro mujeres (incluida ella misma) el paso del tiempo:

1º) Su bisabuela ANTONIA, volviendo a la casa de su infancia tras 20 años, muy a pesar de “llegar siempre tarde, como tu padre”, según el reproche agónico de su madre, ante la vuelta de la “hija pródiga” después de una partida fácilmente imaginada en momentos de juventud, como un síntoma de saludable deseo de construir su propia identidad social e individual, lejos de esa comunidad patriarcal con elementos de crueldad machista.

2º) Su abuela DANIELLE, alucinando características humanas en las imágenes míticas y populares, como forma de liberar los fantasmas de traiciones e injusticias que su madre albergaba, en una suerte de exorcismo inconsciente que desde sensaciones, emociones y expresiones estéticas se irían tornando en una suerte de catártico y maravilloso arte plástico.

3º) Su madre, Thérése, concebida a partir del deseo propio y exclusivo de su madre, y en ausencia de padre, refugiando su necesidad de tal en Dedo Torcido, el transmisor de las leyes, los conocimientos y generando en ella la necesidad de saber siempre más, colocando el motor fundamental de sus pulsiones de vida en el deseo de verdad, obtenido a partir de las ciencias y expresado a través de la música.

Tres generaciones de mujeres que conservaron esos fantasmas para Sarah, y que en su mente se convirtieron en la aceptación de un equilibrio natural entre la vida y la muerte, componentes únicos y necesarios para hacer de ella un ser con la capacidad de comprender y amar, un ser simbólico proveniente del interactuar de todos los miembros de la comunidad a la que está integrada. Una excusa, para darle la oportunidad a su bisabuela de desandar su propia historicidad, para así crear nuevos y múltiples caminos que seguir andando y andando y andando...

La directora Marlene Gorris, nos sumerge en el personaje central de Antonia que, llegada al final de su vida, con la serenidad de saber que ya “era suficiente”, comienza desde el final, a reconstruir la memoria que le es común a toda una comunidad campesina. Planificando ése último día de despedidas, se reencuentra con toda su historia vista desde el día de su regreso al pueblo natal después de 20 años de la partida y con su adolescente hija Danielle.

El filme nos introduce en un ambiente evocativo desde la mirada de una niña y utiliza esta visión infantil para potenciar los recursos cinematográficos, revistiendo las imágenes con un carácter plástico visual característico de los recuerdos infantiles y apelando a contundentes afirmaciones a través de la metáfora:

· Regresar a la “cuna de sus antepasados”, por “regresar al pueblo natal”.

· “Siempre queda algo de lo que crece algo nuevo”, haciendo referencia a la muerte como parte de un ciclo que se reitera incesantemente junto a la reproducción de la vida.

· “Las voces de los hombres atropellaban el silencio de las mujeres”, en alusión al rol sumiso de las mujeres de los granjeros y las actitudes abusivas de éstos.

Antonia y Danielle, llegadas con su temperamento urbano, se instalan en una comunidad que las acepta con la misma resignación que se acepta a un hijo deforme, como se tolera a las cosas horribles pero inevitables que suceden todo el tiempo.

El pueblo, constituido socialmente bajo una defnición de familia nuclear (tomando la categorización de Sprott), diferenciada en roles, en un ROL INSTRUMENTAL, masculino, de dedicación a las tareas y un ROL EXPRESIVO de femenina estabilidad, productora de hijos útiles para el campo, era un continente social no muy compatible con éstas mujeres que tenían la “extraña manera” de subsistir sin un hombre.

La pequeña Sarah, heredera ansiosa e inconsciente de la memoria de su bisabuela, se prepara para la internalización del acontecimiento que la llevará a ser parte activa de la sociedad. Este proceso de internalización constituye la base para la comprensión de los semejantes, para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social.

La muerte de Antonia es el elemento verificador de las enseñanzas recibidas:

“Nada muere para siempre. Siempre queda algo de lo que crece algo nuevo. Entonces la vida empieza sin saber de dónde vino ni por qué existe. Porque la vida quiere vivir.”


Así había teorizado Antonia la explicación de la muerte a la pequeña Sarah, para luego comprometerse a avisarle el día que a ella le ocurriera. Así sucedió, y así se preparaba la pequeña, para asistir a ese milagro que revelaría ante ella un nuevo camino. Y así también sucedió: ésa muerte era la tesis de la enseñanza de su bisabuela. La muerte de Antonia implicaba el crecimiento de algo nuevo: la memoria del pueblo. Antonia, mientras vivió, fue testigo, ahora al morir, era la excusa para evocar a todas las vidas individuales y su permanencia en la historia popular. Antonia se estaba perpetuando, a través del relato de su nieta, junto a todos los demás sujetos con la carga evocativa de ella, pero desde la mirada de la niña Sarah. Sin duda, inscribir en la historia del pueblo, la historia de cada uno de sus habitantes, pero desde el relato de la pequeña (alguien que no los conoció, sino a través del relato de Antonia), generaba características míticas en cada uno de ellos, verificaba que de lo que queda, crece algo nuevo.

Es muy interesante destaca la manera en que Gorris presenta el papel de cada uno de los habitantes del pueblo. Si bien, la historia central sugiere que las generaciones sucesoras de Antonia son las que componen la historia del filme, son presentadas en el mismo nivel de importancia que las vidas y sucesiones familiares de los demás integrantes de la comunidad. Antonia es el “cronista” y Sarah la relatora, y cada uno en el pueblo tiene un rol especial por el cual la comunidad es sostenida. Esto se explica sobre la base de una sociedad en la cual objetiva y subjetivamente todos saben quién es cada uno y quiénes son los otros, las identidades se reconocen con facilidad. La realidad subjetiva es mantenida y transformada salvaguardando cierto grado de simetría con la realidad objetiva. Es una sociedad simple que, a pesar de haber sufrido situaciones de crisis, las supera permanentemente dado un equilibrio de su estructura interna.

Otro detalle digno de atención, es la modalidad en que los personajes-roles habitantes de la campiña, componen arquetipos o bien, expresan diferentes aspectos y síntomas propios de una estructura psíquica. El pueblo mismo es un organismo viviente, se comporta como un sistema y se diferencian en él procesos provenientes de un mismo aparato generador en el que se reconocen distintas líneas conductoras de ideas, representaciones y/o síntomas, según el siguiente esquema central:


EL CASO DE MADONNA Y EL PROTESTANTE

Dos almas solas y unidas por un mismo deseo imposibilitadas de acercarse mutuamente por los prejuicios superestructurales (Super-Yo): Él protestante, no podía relacionarse con ella católica (inalcanzable). Ella de nombre Madonna (de significado “virgen” en lengua italiana), llama a su amado que es tan inalcanzable como la luna. Después de la muerte de ella, él, tomando su lugar, siguió aullándole a la luna por un breve tiempo, hasta que murió, según el pueblo “la siguió por costumbre”. Antonia los sepultó juntos con el siguiente epitafio: “Nunca compartieron una mesa, ahora comparten una tumba”, sellando con este acto en el pueblo el mito de la “loca Madonna”.

Este caso es enormemente rico para el análisis: el protestante se enfurecía cada vez que Madonna aullaba a la luna (sin duda por recordarle a él, su indecisión de responder al “llamado”), sin embargo cuando Madonna muere, él intenta hacerla perdurar heredando el síntoma de ella (el aullido a la luna, el llamado).

Ella había tomado a modo de síntoma histérico el “llamado” (aullido), y a su muerte, el pueblo la certifica como “muerte por decepción” (ausencia de respuesta al llamado).

Toda esta sintomatología, Gorris la recrea en el lenguaje de la metáfora.

Hay otros personajes que tienen gran importancia en la historia, como componentes de esta entidad que conforma la comunidad: unos por su violencia son los desencadenadores de crisis que hacen evolucionar, a partir de la superación, a la comunidad de conjunto. Otros, como el caso de “Dedo Torcido” que tienen una importancia central para el aprendizaje que realiza la línea descendente de Antonia y que personifica a la pulsión de muerte en su máxima expresión. La contradicción que lleva a Dedo Torcido a tomar la decisión final del suicidio, es precisamente el nacimiento y posterior desarrollo subjetivo de Sarah. La más pequeña de la línea familiar ha heredado todo el desarrollo de sus antecesoras y, aceptada la premisa de su bisabuela “la vida quiere vivir” hace que el educador de las mujeres que la precedieron, no pueda enseñarle nada a ella. Él, obviamente, ya no puede aprender de la vida que ella podría haberle enseñado. Según Novak y Gowin, para aprender el significado de cualquier conocimiento, es preciso dialogar, intercambiar, compartir. Cuando Dedo Torcido se encontró con un “educando” del cual no podía tomar ni compartir nada (él era insensible a la pulsión de vida que Sarah representaba) dejó de tener motivaciones para seguir viviendo.

Desde los planteos de Levi-Strauss, en un determinado momento (mítico) se produjo un “pasaje de la naturaleza a la cultura”, dando por resultado en la condición humana un pasaje del hombre de “producto biológico” a “ser simbólico”, definiéndose al ser humano como un producto de la cultura.

Desde esta perspectiva, Memorias de Antonia nos muestra cómo se produce ése ser simbólico y cuáles son los acontecimientos que vive una comunidad sencilla para, a pesar de sus elementos contradictorios, evolucionar. Desde los recuerdos primeros de Antonia, en donde la mujer retardada mental (Dedee) era violada por su propio hermano, con la naturalidad de considerarla una “bestia” pero de condición “femeninamente sólida” y con el silencio cómplice y temeroso de su propia madre, hasta la decisión del nacimiento de Sarah, cuya madre no podía ocuparse de ella, ni siquiera consideraba motivador la experiencia de ser madre, mucho camino había recorrido la sociedad granjera.

La primera contradicción vivida por el pueblo, la de aceptar a Antonia con su hija adolescente de regreso, a pesar de su mentalidad urbana y “desprejuiciada” fue el primero de un sinfín de obstáculos que el grupo social debió vencer y venció para comenzar un aprendizaje madurativo, cognoscente, de adaptación y acomodación al entorno y de superación como efecto de un proceso creativo.

En este caso, el producto de “Antonia’s line” (tal el nombre original del filme), es decir, de la línea constituida y perpetuada a partir de Antonia, culmina con Sarah como efecto. La memoria social se convierte en el objeto moldeado por las pequeñas manitas de Sarah, garabateando poemas dedicados a sus seres queridos, en donde les dice “qué suerte que no has muerto, cuando lo hagas te extrañaré mucho, y qué suerte que, por no haberte muerto, te lo pueda decir ahora“.

En última instancia, Antonia, Danielle, Thérése, Sarah, Madonna, Dedo Torcido, Dedee y todos los demás, son componentes de un mismo ser nacido y permanentemente regenerado, y registrado por todos gracias a la conciencia social, encarnada en el ser simbólico, en la esencia de todos nosotros, desde la campiña holandesa, hasta Buenos Aires.

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UNLZ - Facultad de Ciencias Sociales - Carrera de Psicopedagogía


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Cristina Echegaray



cristinalaprofe@outlook.com





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